Cuando profundizas en la historia aprendes un poco a desaprender. Por ejemplo, en la versión oficial del cristianismo las persecuciones de los romanos a los primeros cristianos se muestran como una especie de exterminio vinculado a la fe. Sin embargo, los romanos tenían una relación muy abierta con la religión y desde su perspectiva, perseguir a los cristianos tenía mucho más que ver con la disidencia política, con la subversión del orden establecido, que con el interés religioso. Los estudios más relevantes que se han hecho hasta la fecha estiman que en los tres siglos que pasaron desde la irrupción de los primeros cristianos hasta la conversión al cristianismo del emperador Constantino hubo “solo” tres grandes persecuciones. Se calcula que en esos tres siglos murieron a manos de los romanos unos cinco mil cristianos, un número significativo pero que no puede compararse con lo que vino después: las luchas internas entre las distintas facciones de la propia cristiandad se traducen en decenas de millones de muertos.
Aquí dejo un ejemplo concreto:
On 23 August 1572, French Catholics (…) attacked communities of French Protestants (…) In this attack, the St Bartholomew’s Day Massacre, between 5,000 and 10,000 Protestants were slaughtered in less than twenty-four hours. (…) More Christians were killed by fellow Christians in those twenty-four hours than by the polytheistic Roman Empire throughout its entire existence.”
Es decir, en un sólo día, los cristianos mataron a más cristianos entre sí mismos que en los tres siglos que duraron las persecuciones romanas. Sin embargo, en la memoria colectiva prevalecen las imágenes de los primeros cristianos martirizados . Resulta como si a nadie pareciera importarle demasiado el resto de la historia. Por lo menos en los términos de víctimas y verdugos.
Desde un punto de vista publicitario no cabe duda de que la primera historia – la de los cristianos perseguidos por los romanos – es muchísimo más productiva para la cristiandad. Nadie puede permanecer del todo indiferente ante el verdadero coraje, ante el sacrificio del que lo entrega todo por lo que cree. En realidad, la primera historia es increíblemente productiva para la cristiandad y la segunda – los millones de cristianos muertos a manos de sus propios hermanos – resulta un auténtico desastre.
La publicidad trata sobre contar buenas historias. Historias que conecten con la audiencia. En ese sentido, pocos lo han hecho mejor que las tres grandes religiones monoteístas. Ya he puesto un claro ejemplo sobre cómo el cristianismo ha sabido poner el foco en lo que verdaderamente le interesa, pero podría seguir poniendo decenas de ejemplos más.
¿Necesitan un CEO carismático y con un discurso auténtico? Conozco al mejor: Jesús.
¿Necesitan un equipo de marketing que sepa cómo crear verdaderamente una marca? Tengo lo que buscan: los cuatro evangelistas (aunque seguramente los cuatro sean el mismo).
¿Necesitan embajadores/influencers? Ahí tienen a los Apóstoles.
Imagino que también necesitarán un buen equipo de diseño. ¿Han oído hablar de Miguel Ángel?
…Y, sobre todo, lo que más necesitan: una buena historia. Conozco la mejor: la Sagrada Biblia.
Así que ya ven, no les miento: la publicidad es más antigua que la fe.