Artículo original publicado el 13 de diciembre de 2018 en LaEscena
Según Elon Musk, las regulaciones y las leyes en todo lo relacionado con la Inteligencia Artificial deberían estar entre los puntos calientes de la agenda de cualquier Estado moderno. Por supuesto, esta idea también la hace extensible a la ONU, a la Unión Europea y al resto de organismos de cooperación entre naciones.
El líder de SpaceX y Tesla (al que, por cierto, todos sus empleados parecen querer acariciar) es una de las grandes figuras de lo que llevamos de siglo XXI. No hace falta decir que Musk no debería tener ningún interés en disparar falsas alarmas en torno a los avances de la Inteligencia Artificial. Al fin y al cabo, su actividad tiene que ver exactamente con el desarrollo de nuevas tecnologías que están íntimamente ligadas a ella. Sin embargo, Elon Musk no duda en advertir a los gobiernos de un riesgo que considera evidente. Y la de Musk no es la única voz de una mente especialmente brillante que ha exigido acción legislativa en lo relativo a esta materia. Hasta ahora, uno de los más críticos con la falta de leyes al respecto, fue el popular astrofísico británico Stephen Hawking, recientemente fallecido. Uno de sus titulares más célebres fue el que dejó en la portada del Times.
“Con la Inteligencia Artificial no habrá una segunda oportunidad”
En un escenario en el que las referencias a Black Mirror resultan casi obligadas, encontrarse con Jonathan Escobar es como encender la luz en una peli de miedo. No quiero entreteneros con detalles de un currículum que impresiona, ni incidir en el background de Escobar (para eso está LinkedIn), pero sí diré que en mi opinión, Jonathan es una de las escasas voces verdaderamente autorizadas en nuestro país para valorar qué podemos esperar del futuro y qué significa verdaderamente la transformación digital.
Gracias a Oviedo Emprende, pudimos oírle hablar casi cuatro horas sobre las claves para entender el futuro.
Aclaración: a partir de aquí sucede una especie de ficción. Encontrarán algo así como una entrevista basada en hechos reales. Mi editor diría que estoy reinventando los límites de la entrevista formal. Mi madre que le estoy echando un poco de cara.
Como Musk, Escobar tiene claro que los Estados no están a la altura de las circunstancias. “Los Estados están legislando en función de los acontecimientos”, apunta. “Si tenemos que esperar a que los patinetes eléctricos provoquen víctimas mortales para que los gobiernos valoren crear leyes al respecto, ¿qué podemos esperar en relación a la Inteligencia Artificial? Incluir la ética en la Inteligencia Artificial resulta clave, porque los problemas que plantea este nuevo escenario son problemas fundamentalmente éticos, filosóficos… Si un coche autónomo tiene que decidir a quién matar, ¿en base a qué decidiría? Los Estados están perdidos en esta materia. En la última gran cumbre a la que acudí sobre Inteligencia Artificial sólo había representantes del gobierno de dos países. China e Israel.”
Pregunta: ¿China e Israel?
Respuesta: Así es. Hay que entender que ahora mismo estamos en el inicio de una Revolución Tecnológica que es completamente exponencial. En los próximos años habrá 3.500 millones de personas más conectadas a Internet, esto hace un total de unos 8.000 millones de internautas. Los procesadores serán infinitamente más potentes gracias a una nueva forma de entender la computación basada en las teorías cuánticas y habrá otros grandes avances, como la red 6G, que permitirán manejar y conectar cantidades ingentes de datos en segundos.
Escobar continúa la charla. Es jóven pero se ve que está curtido en mil ponencias. Se ha ganado el respeto de todos los asistentes con un aluvión de información de lo más relevante. Nos cuenta que otras dos claves para acercarse al futuro apuntan hacia la nanotecnología y, por supuesto, hacia la Inteligencia Artificial. También aclara qué actores están detrás del cambio. “Son las grandes empresas las que lideran el nuevo paradigma, y, como decía, los gobiernos van muy por detrás. Las start ups están asumiendo roles característicos de las grandes multinacionales, y las grandes multinacionales empiezan a incorporar ciertos matices propios de los Estados.”
Cuando le pregunto por el papel de los Estados en este nuevo orden se encoge de hombros. Se nota que le preocupa la imagen estereotipada de los robots y el miedo que generan y vuelve a dar ciertas acotaciones: “en muy pocos años todas las tareas operativas correrán a cargo de las máquinas. Actualmente rondan ya el 30% pero en 2050 las tareas operativas serán realizadas al 100% por las máquinas. Los humanos tenemos que ser capaces de adaptarnos a este nuevo paradigma”, repite mucho esta idea. “Y no perder de vista que, por ejemplo, el país europeo con más robots, que es Alemania, es también que menos desempleo tiene.”
Pregunta: ¿Por qué tememos entonces a los robots?
Respuesta: Los robots trabajan con objetivos y para cumplir sus objetivos valoran todo tipo de soluciones. Si para encontrar la mejor solución tú sobras, el robot te va a eliminar. Es así de sencillo y es así de complejo. Por eso es tan importante incorporar la ética al mundo de la Inteligencia Artificial. Las máquinas lo hacen todo muy rápidamente y adquieren nuevos conocimientos de manera exponencial. Con la Inteligencia Artificial incluso estando apagados, los robots continúan aprendiendo. Todo esto, si no se explica bien, asusta.”
Pregunta: Un segundo, ¿qué quieres decir con que incluso estando apagados adquieren nuevos conocimientos?
Respuesta: En el caso de los coches autónomos, por ejemplo, cuando se produce un nuevo escenario que afecta a una unidad, el aprendizaje afecta a todos los coches autónomos porque están conectados entre sí. Imagínate que sale una ardilla en una carretera nacional y el coche circula a 70 por hora, el coche autónomo aprende de esta situación ‘globalmente’. ‘¿Qué decisión ha tomado?’ ‘¿Ha sido la más adecuada?’ El aprendizaje es instantáneo para todos los coches autónomos del mundo porque están conectados. Lo mismo pasa con otro tipo de máquinas y robots.
Creo que Escobar nota algo parecido al miedo en los ojos del auditorio porque decide darnos un respiro. “Mirad, recientemente he estado en la sede central de Amazon y he visto sus planes estratégicos para los próximos años. Incluyen todo. Y me refiero a todo. Es una empresa increíblementeambiciosa. En 10 o 15 años quiere ser los líderes en todos los mercados que existen con su marca blanca. Insisto: en todos. Particularmente le tengo más miedo a Amazon que la Inteligencia Artificial.”
Sinceramente, no sé si lo dice en serio. No importa.
Jonathan habla mucho sobre las empresas que lideran el cambio de paradigma, desde Apple hasta Inditex; desde Walt Disney-Pixar a Netflix. Se extiende en el ámbito empresarial, en la nueva cultura de trabajo y en cómo deben redefinirse las organizaciones para estar preparadas para lo que viene, pero ¿qué es lo que viene?
“Ahora mismo vivimos en un mundo muy poco conectado”, asegura, y entonces todos hacemos algo así como ¡¿qué?! “Sí.” Continúa, “si lo comparamos con lo que está por venir, estamos muy muy poco conectados. Con la nanotecnología, por ejemplo, y con todos los avances que sucederán… podremos estar conectados a un nivel hasta ahora inimaginable. Los cambios son tan tremendos que tenemos que estar preparados para cualquier cosa: 3.500 millones de personas más conectadas a Internet, 3.500 millones de mentes más para aportar creatividad e ideas. Inteligencia Artificial. Nanotecnología… No me gusta jugar a hacer de adivino, pero creo que, sin duda, aparecerán ‘Cisnes Negros’” (sucesos totalmente inesperados que tienen un gran impacto en la historia de la humanidad) “que configurarán nuestro futuro y que, por definición, no podemos ni prever, ni imaginar.”
Pregunta: ¿Qué les decimos entonces que estudien a nuestros hijos?
Respuesta: A mis hijos no les animaría a estudiar ninguna disciplina concreta porque la inteligencia va a residir en las máquinas. Tendrán que ser capaces de utilizar las máquinas para sus propósitos. En eso me centraría. También en mejorar sus competencias en cuanto a Inteligencia Emocional y adaptabilidad. Pero voy más allá. Nosotros mismos tenemos que ser conscientes e interiorizar el hecho de que en cinco años podríamos estar trabajando en algo que ni siquiera conocemos. Necesitamos perder el miedo a la tecnología y usarla.
Nota de autor: Esta “entrevista” no es en absoluto real. Está basada en las partes que más me interesan de la espectacular conferencia “Claves para afrontar la Transformación Digital” que Jonathan Escobar ofreció para Oviedo Emprende el miércoles 11 de diciembre de 2018 en el Talud de la Ería, en Oviedo. Aunque las respuestas y algunos comentarios aparecen entrecomillados y atribuidos al propio Jonathan, pueden estar (y de hecho lo están) completamente transformados por el autor.