Leo: “El 77% de los consumidores considera la publicidad targetizada ‘molesta'”. Lo leo en uno de esos insights que tanto se llevan y que se lanzan al ciberespacio así, como quien tararea una canción de Sinatra, tu-tu-tururú…
Lo que no me convence nada de este tipo de datos sueltos es que muchas veces sugieren cosas que no son. Dicen “El 77% de los consumidores considera la publicidad targetizada ‘molesta'” y dan a entender que la publicidad programática no funciona. O al menos, que no funciona del todo bien. Verán, el 100% de los consumidores considera la publicidad en televisión molesta. Y es la más cara, ya ven. No conozco a nadie que esté viendo una de esas pelis del gran Bill Murray que repiten siempre en Antena 3 y que celebre la interrupción de los -malditos- anuncios. “Antes era Mister Proper ahora se llama Don Limpio”. Pues qué bien, pero lo que realmente quiero es seguir viendo a Bill despertarse otra vez en el enésimo día de la marmota.
Tampoco conozco a nadie que esté escuchando un discazo en Spotify y sonría cuando en vez de la pista 3 le sueltan un “Hey, soy un anuncio…” La gente paga por Spotify Premium para evitarse ese “Hey…”.
El 77% de los consumidores considera la publicidad targetizada molesta, y la verdad es que eso no significa gran cosa. Puede indicar, más bien, que hay un significativo 23% que no la considera molesta. Que a casi uno de cada cuatro consumidores no le importa que le persigan los anuncios programáticos en el móvil o en el ordenador. Si lo pensamos bien y lo comparamos con los formatos publicitarios tradicionales, este dato resulta más bien extraordinario.